Tamiahua, Ver.– Lo que prometía ser un domingo de descanso y disfrute terminó en tragedia para una familia visitante, cuando un turista perdió la vida ahogado en las playas de Tamiahua, en un lamentable incidente que expone la falta de vigilancia y medidas de seguridad en la zona.
Según relataron testigos presenciales, el hombre ingresó al mar durante el mediodía, cuando el sol brillaba sobre una playa concurrida por decenas de bañistas. La víctima avanzó hasta donde el agua le llegaba al pecho, sin advertir la fuerza de las corrientes internas. En cuestión de segundos fue arrastrado mar adentro, perdiéndose entre las olas. Sus gritos de auxilio rompieron la tranquilidad del lugar, pero ningún salvavidas acudió: no había personal de rescate en la playa.
Una boya salvavidas colgaba cerca de la orilla, pero ningún turista se atrevió a aventurarse. Fue entonces que Alfredo López, un prestador de servicios turísticos local, decidió actuar. Consciente del peligro, tomó la boya y se adentró al mar en un intento desesperado por salvar al visitante. Después de quince minutos de angustiosa búsqueda, logró ubicar el cuerpo ya sin vida y lo arrastró a la orilla, donde lo cubrieron en espera de las autoridades.
«Ya no respiraba, pero lo traje de regreso para que su familia no pasara días buscándolo en el mar», explicó López, visiblemente afectado.
Elementos ministeriales acudieron al lugar para realizar el levantamiento del cadáver e iniciar la carpeta de investigación. Hasta el cierre de esta edición, el nombre de la víctima no había sido dado a conocer oficialmente.
La indignación no se hizo esperar entre locales y turistas, quienes denunciaron la total ausencia de personal de auxilio y exigieron al gobierno municipal implementar protocolos mínimos de seguridad, especialmente en temporadas altas.
El hecho revive una vieja demanda de los tamiahuenses: que sus playas no solo sean promocionadas como destino turístico, sino que también cuenten con la infraestructura y el personal necesario para evitar tragedias como esta.
“No basta con atraer visitantes, hay que garantizar su seguridad”, expresó uno de los testigos.
Este lamentable suceso enluta a una familia y deja en evidencia una dolorosa realidad: en Tamiahua, ni el mar perdona, ni el Estado previene.
