Cindy Nolasco: La Herencia de la Traición

En política, como en la vida, los actos hablan más fuerte que los discursos. Y si algo queda claro en Tamiahua, Veracruz, es que la candidatura de Cindy Gabriela Cruz Nolasco por MORENA no representa una nueva esperanza, sino la continuidad de una maquinaria que ya ha demostrado su disposición a traicionar a quien sea con tal de conservar el poder.

Durante la precampaña interna del partido MORENA por la gubernatura de Veracruz, fue evidente —aunque ahora tenemos las pruebas en la mano— que en Tamiahua se operaba contra la entonces candidata oficial del obradorismo, Rocío Nahle. Fotografías filtradas muestran cómo, bajo las órdenes de la actual presidenta municipal, Guadalupe Rodríguez, las camionetas del ayuntamiento se utilizaban no para servir al pueblo, sino para arrancar lonas de Rocío y sustituirlas por propaganda de Eric Cisneros, el exsecretario de Gobierno que intentó desobedecer la línea de Palacio Nacional.

¿Y quién coordinaba esas operaciones? Según las fuentes, nada menos que Cindy Nolasco bajo las ordenes de Ernesto Lara, hoy candidata de ese mismo partido que ella misma boicoteó. La ironía es insultante: ahora pide el voto de un pueblo al que mintió, ocultando su lealtad al perdedor de la contienda interna.

Esta traición no fue solo política. Fue una traición institucional, operada con recursos públicos y en contra del interés de quienes sí confiaron en el proyecto del presidente. Pretender que Cindy representa a la Cuarta Transformación es tan absurdo como suponer que una serpiente cambiará su naturaleza por el simple hecho de mudar de piel.

¿Sabía Rocío Nahle de estas maniobras? ¿Lo sabe hoy la dirigencia nacional de MORENA? ¿O estamos frente a otro caso en que la impunidad se reviste de candidaturas para proteger a quienes ya probaron ser desleales?

En un municipio con apenas unos miles de votos, tal vez creyeron que su traición pasaría desapercibida. Pero hoy, con estas imágenes, los tamiahuenses pueden ver con claridad lo que se les quiere imponer: no un proyecto de transformación, sino una herencia de simulación, de traición, de oportunismo.

Cindy Nolasco no es víctima de una guerra sucia. Es producto de una política sucia. Y eso, para quienes aún creen en la esperanza de un cambio verdadero, debería ser inaceptable.